segunda-feira, 6 de junho de 2011
MATÉRIA DO JORNAL DO MÉXICO
Adiós a Leticia Palma
Sólo para Recordar
El Sol de Cuernavaca
3 de marzo de 2010
Fernando Vigorito
México, 2 mar (OEM-Informex).- A principios del mes de diciembre pasado falleció en su casa de la ciudad de Cuernavaca la mítica actriz Leticia Palma, a la avanzada edad de 92 años, que siempre llevó con orgullo y que, a decir de todos, representaba mucho menos.
Este periodista supo de la existencia de esta estrella cuando la Palma ya había dejado el cine y vivía sin problemas ni zozobras, alejada de los reflectores y consagrada a su nuevo quehacer: la poesía.
En su tiempo doña Leticia supo arrancar los suspiros, los piropos y admiración de todos los hombres de aquellos años 50. Recuerdo que mi padre amaba su silueta juncal y no dudo que provocara los celos de mi madre joven, y es que su belleza era de catálogo y además poseía el don de las mujeres de esa época de oro de nuestro cine que en verdad eran auténticas devoradoras de hombres.
Se manifestó en el cine urbano del arrabal con cintas como Vagabunda, Cuatro Contra el Crimen, Apasionada y muchas más, pero fue En la Palma de tu Mano, dirigida por Roberto Gavaldón, donde su nombre logra la consagración definitiva.
Hoy su personaje de Ana Romano ha pasado a la historia del cine con una carga impresionante de sensualidad. La cinta es un thriller escrito por Luis Spota, llevado por el "Ogro" Gavaldón y actuado por un Arturo de Córdova en el mejor momento de su carrera.
Sin lugar a dudas, esta película forma parte ya de la hemeroteca de oro del cine de suspenso.
Poco después de rodar tan importante papel, Leticia Palma sufrió el revés más duro de su vida al entablar un pleito con el entonces dirigente de la ANDA, Jorge Negrete. Pleito en el que salió a la luz dimes y dirites de ambos, que si era una prostituta, que si él era impotente, que si le dio una cachetada, que si se mentaron las progenitoras, en fin, que los chismosos de entonces dieron rienda suelta a los más aviesos comentarios dignos de un lavadero de vecindad.
Leticia Palma vio eclipsarse su estrella, pero el escándalo la convirtió en un mito y hoy que ya duerme el sueño eterno, la idealizó en una leyenda.
A decir de su representante Fanny Schattz, nuestra estrella regresó al seno de su sindicato de actores años después con el perdón que todo lo olvida, pero ya para qué, como refiere el biógrafo Manuel Bernal, el daño estaba hecho y nunca volvió a ser la misma.
Su muerte no trascendió todo lo debido, pues muchos periodistas de su tiempo ya murieron también y los de hoy son quizá demasiado jóvenes para interesarse por las grandes historias que encierra una industria tan vital como nuestra cinematografía nacional.
Que descanse en paz Leticia Palma, a la que el tiempo sí logra que yo conociera en persona, cuando la actriz Karla Barahona la inmortalizó en su primer calendario, suceso que, por cierto, la hizo muy feliz.
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